EL BUEN ANTICOMUNISTA
Cuentan la siguiente anécdota de un profesor de Educación Cívica de un país civilizado de una Democracia Occidental. El profesor provocó a sus alumnos y les dijo que quería hacer un test no escrito de parecer sobre líderes contra el comunismo. Primero preguntó si había algún alumno partidario de la dictadura comunista en la sala. Nadie se manifestó, entonces dio por entendido que no había comunistas en la sala. Les preguntó si ellos desearían escoger un líder para combatir el comunismo, un verdadero anticomunista entre dos candidatos que él les propondría y les leería su curriculum vitae. Todos dijeron que si y se mostraron superentusiasmados. Antes de iniciar el test, les preguntó:
– ¿Se consideran aptos en escoger el mejor sin errar?
Todos, 100% de los alumnos teenagers que estaban al final de sus estudios y listos a entrar a la Universidad el próximo año, dijeron que si al unísono. Bordeaban los 17 a 18 años y se creían que dominarían el mundo. Eran 3 judíos, 15 católicos, 17 protestantes y 1 ateo.
Comenzó el test describiendo el candidato A: “un hombre muy serio, héroe de una guerra, valiente, condecorado y respetado por la mayoría de su pueblo, no fumante, no bebía alcohol y no comía carne. Públicamente conocido como un anticomunista hasta los huesos. El otro, el candidato B: un hombre serio, amante de la buena mesa, comilón, borracho casi siempre después de las 6 de la tarde (bebe una botella de whisky o brandy todos los días), come cualquier tipo de carne y parece no tener límite en la abundancia de sus platos. Un glotón con sobrepeso a vista. Fumante inveterado y exagerado. Y mal humorado. Conocido anticomunista también”.
El profesor les dijo a sus alumnos que les daría 5 minutos para pensar y decidir cuál de los dos líderes preferían para liderar la lucha contra el comunismo en su nombre y lo seguirían sin pestañar.
Los alumnos TODOS gritaron al profesor que no precisaban de 5 minutos para decidir, que esa decisión era muy fácil. Que no había por donde perderse que el candidato A era el vencedor, sin duda alguna.
El profesor calló por 5 segundos y mirándolos a todos preguntó si estaban seguros de su decisión – Los alumnos rieron. Nuevamente preguntó si había alguno allí presente que no estuviera de acuerdo en que el candidato A era el mejor y el escogido para liderar el anticomunismo. No se escuchó nadie oponerse. Entonces el profesor les dijo:
– ¿¿Debo suponer que 100% de Uds. opinan que el candidato A es el mejor??
– ¡¡CIERTO CIERTO!! – Gritaron los alumnos.
– Entonces debo decirles los nombres de estos candidatos, pues ellos de verdad existieron y fueron así mismo como descritos – Se hizo un breve silencio y los alumnos escucharon.
– El candidato B se llamaba Winston Churchill y el candidato A, que Uds escogieron, se llamaba Adolf Hitler.
Los alumnos callaron, se hizo un silencio sepulcral en la sala. Muchos alumnos, especialmente los judíos, se pusieron blancos, albos, perplejos y dos de ellos soltaron lágrimas, recordando sus abuelos, tal vez…
El profesor les dijo, así como Uds. se engañaron por los antecedentes de los candidatos, así fueron engañados millones de personas en Europa y el mundo todo.
Winston Churchill era un buen anticomunista, un demócrata y Adolf Hitler un tirano, un dictador monocrático. Un hombre malo. Este engaño costó la vida de millones de personas inocentes.
Por eso les dijo, no basta ser anticomunista para ser bueno, racional, honesto y correcto. Es apenas una condición necesaria, pero no suficiente. La clase terminó, pues veo que Uds. están todos muy afectados…
Sergio Raul Menares Becker