EL DRAMA DE PETORCA
Petorca es una linda y pequeña ciudad a la cual se llega subiendo por La Ligua y Cabildo, al Norte de Santiago. Limita con Argentina, pues está al pie de la Cordillera de los Andes. Era el fin de una línea de tren muy pintoresca, empujada por una máquina a vapor que subía hasta allí todos los días, llevando insumos, principalmente los diarios y revistas de Santiago y Valparaíso. Se decía que para vivir después de jubilar, no había mejor lugar que Petorca. Ciudad tranquila, con bastante agua, brisas pre-cordilleranas muy agradables, buena comida, tierra pedregosa, anunciando que allí se iniciaba un clima más seco. La criminalidad era nula. Las lluvias de invierno y el frío son propicios para preparar y comer sopaipillas todos los días. Las paltas y cebollas de allí se producían con facilidad, pues el clima y la tierra son muy apropiados y agradables.
Estas paltas iniciaron el drama de la ciudad. Comenzaron a ser cultivadas comercialmente y llevadas para Santiago (antes los paltos estaban solo en el patio de las casas). Las paltas ya no se podrían en el suelo, sino que eran encajonadas y enviadas al Mercado Central de Chile en Santiago y, tiempo después, las paltas de allí y de otros lugares se empezaron a exportar con gran éxito en los mercados internacionales. Cientos de hectáreas comenzaron a ser plantadas con paltos en terrenos comprados a los antiguos habitantes. Cada cuesco de palta originaba un árbol. Era maravilloso ver como los paltos se reproducían. Gracias a los “injertos” los frutos comenzaban a aparecer pronto en los árboles. El dinero por la venta de las paltas comenzó llegar a Petorca e interesar a muchos. Los agricultores locales que plantaban solo cebollas también se dedicaron a las paltas verdes, pues era mejor negocio. El problema es que para regar los árboles, los hacendados comenzaron a cavar pozos profundos para sacar agua, ya que el agua de los ríos era poca para tanta producción.
El agua potable comenzó a escasear y los pozos domésticos se comenzaron a secar. Año tras año el clima era más seco y el agua potable comenzó a faltar a las 70 mil personas de la ciudad, que comenzaron a tener serios problemas con la falta de agua. Ya no salía más agua por las cañerías. No había agua ni para lavarse los dientes, mucho menos para tomar un baño y otras necesidades. Pero los paltos continuaban siendo una gran mancha verde con su agua garantizada. Las autoridades de la ciudad, como no se preocuparon por el problema a tiempo, se encontraron con él, después de años, afectando a todos los ciudadanos.
¿Agua para beber comprada en el mercado? Así no hay bolsillo que aguante. ¿Sabe usted que un estudio del Instituto de Derechos Humanos dice: que “a cuatro años de la visita anterior, todos los problemas identificados se mantienen: la sequía, escasez hídrica y la sobre-explotación del recurso, además de la insuficiencia del marco regulatorio vigente y la ineficacia de las acciones adoptadas por gobiernos de distinto color político.” Claramente se le dio prioridad a la producción de un recurso privado y no al consumo humano del agua. Además, en una página de la Coordinadora por la Defensa del Agua y la Vida afirman:
“… La Subsecretaría de Obras Públicas confirmó a comienzos de 2018 que habían desvíos irregulares de agua, o derechamente robo de agua…”.
El pueblo se sublevó. Marchas y protestas se organizaron y las personas entendieron que cuando las autoridades no se preocupan con los problemas sociales, éstos se agravan y causan tragedias. Muchas familias pensaron que ya era hora de dejar sus viviendas y emigrar. Salir de Petorca, pues de continuar así, será una ciudad fantasma, sin gente pero con muchas paltas.
¿Qué hacer? Primero que todo identificar bien los problemas, ver si el Gobierno realmente quiere resolverlos o proteger a los empresarios. De ahí en adelante, pedir a las autoridades incompetentes que renuncien, elegir inmediatamente personas interesadas en resolver esos problemas. Cambiar el antiguo Código de Aguas, vigente ya por 40 años, y que se ha prestado para un abuso más que para un uso correcto del agua. Analizar todas las alternativas, recordando que el agua es escasa, pero existe en los ríos, en el aire (humedad), en las lluvias de invierno, en las nieves de la cordillera, en el sub-suelo. Racionarla y redistribuirla no es problema. El problema es que falte. Eso es un drama, una tragedia. Los chilenos tenemos capacidad para resolver este tipo de problemas, solo falta energía y voluntad para hacerlo. Hay que resolver los problemas de la sociedad y parar de solo mirarse su ombligo. Eso se llama Socialismo, si es con Democracia, mejor aún. ¡¡Salvemos a Petorca!!
¡VIVA CHILE!
SABÍA QUE EL SOCIALISMO DEMOCRÁTICO REÚNE LO MEJOR DEL SOCIALISMO (JUSTICIA SOCIAL) Y LO MEJOR DE LA DEMOCRACIA (LIBERTAD).