EL MAL QUE HACE MAL
A seguir relatamos la experiencia de un chileno que vive fuera de Chile, tristemente: “Para nosotros los chilenos es un orgullo tener un país tan lindo como nuestra patria. Nostalgia presente y permanente para los que vivimos fuera de nuestro país al cual visitamos como si fuéramos turistas. A propósito de turistas, siempre escuché que en Chile tratan muy mal a los turistas. Ya trabajé en 10 países de América, del Canadá hasta Argentina. Siempre me decían que en Chile la atención a los turistas no es la mejor del mundo. Y los funcionarios encargados de su atención son rigurosamente ríspidos, aunque tengan la razón en sus planteamientos. Una cosa es decir ‘Por favor, puede sentarse ahí’ y otra cosa es decir ‘¡Siéntese!’. Las dos formas de decir algo que se supone ser lo mejor, son dichas de formas diferentes, y una deja la sensación de agradecimiento y la otra la sensación de ‘rabia’.
HAY CENTENAS DE QUEJAS, INCLUSIVE POR LA INTERNET. El respeto por los más jóvenes es inexistente, y por los más viejos es casi igual (inexistente). En los establecimientos comerciales, los empleados parecen policiales nazistas, más que otra cosa. Cuando se espera que sean educados, son ausentes. Muchos chilenos defienden a las carabineras, pero estas no son ni de cerca parecidas con la educación que tienen las policiales europeas. Se sienten las ‘muchachas de Pinochet’ que solo esperan elogios y no es bien así. Un chileno me decía que no creía en esto, pues tenía una sobrina carabinera que era un amor de persona, bonita y educada (yo lo creo; pero debe ser la excepción). La falta de respeto por los ciudadanos es asustadora. La educación y el buen trato, es una clase educacional en que parece que todas fueron reprobadas. Todo lo anterior lo escuchaba de los turistas que visitaban el lindo Chile y que decían ‘el país es hermoso, pero la atención…’.
Cuando murió Pinochet, crie coraje y comencé a visitar Chile del Norte al Sur. Todos los años me iba un mes o 15 días a una parte del país y disfrutaba de la región. Poco a poco me di cuenta que existen dos tipos de chilenas y chilenos: los educados y los mal educados. Y no hay solución para eso. Encontrarse con uno de ellos es un peligro para echar a perder todo el día. Aparentemente por fuera son iguales: la misma apariencia, la misma ropa, etc, pero basta que se les pida una ayuda para saber qué tipo de persona es. De mis constantes viajes a Chile, principalmente tratando con los y las empleados(as) de las compañías aéreas, puedo afirmar que las críticas a las chilenas ‘mal educadas’ es casi verdadera. Lo peor de todo es que están trabajando con público. Con chilenos Trabajadores que son los constructores de la Patria, debería haber un trato de educación sin par.
Analizar un chileno por la vestimenta que usa y tratarlo conforme eso es lamentable desde todo punto de vista. El respeto a los más ricos debe ser igual que al de los más pobres, al final todos somos chilenos y debemos sentirnos hermanados en eso. No creo que las críticas que dicen que en Chile las chilenas son mal educadas es algo general, como afirman los turistas que para allá viajan (Chile). Creo eso sí, que es un asunto para discutir, analizar y resolver.
Tengo una empresa en un país de América y soy el ‘ombudsman’ de ella. Mis funcionarios saben que la reclamación de algún cliente, cuando comprobado el mal atendimiento, o la grosería, es motivo seguro para la sustitución del funcionario o la demisión, a veces. Mi empresa coloca al cliente en el mismo nivel de cariño y aprecio al cliente que al funcionario. Cuando la reclamación es injusta, defiendo al funcionario; pero cuando es justa, lo demito y pido perdón al cliente. Mi empresa solo crece; cada año tiene más clientes. Parece mágica. Créalo, porque es verdad”.