LA CESANTÍA
En ocasiones anteriores, ya nos hemos referido al enorme problema que afecta a las sociedades modernas, como es la cesantía. La cesantía, en su expresión más simple, es la falta de trabajo para los Trabajadores y, por consiguiente, la falta de dinero para llevar comida, como antes a la mesa de casa.
En las sociedades ocupadas por las dictaduras comunistas, combaten la “cesantía” creando (inventando) trabajo, sin importar si es productivo o benéfico para la sociedad. Tal es el caso que vemos en Cuba. En los puntos finales de taxi, hay dos personas para escribir la hora en que el taxi salió y la hora en que llegó. En las plazas públicas hay personas anotando el número de palomas que llegan, las que se quedan y las que se van. Los informes diarios son entregados en el Ministerio de la Agricultura. ¿Qué hacen con ellos? Nadie sabe. En los buses, hay tres personas del gobierno por bus, una lo maneja (lo dirige), otra es un mecánico, por si acaso se precisa, y un electricista para resolver algún problema del vehículo, lo que normalmente sucede todos los días, pues los vehículos son muy viejos y con mantención deficiente. Hay cientos de fiscales anotando el nivel de refresco de las máquinas refresqueras de las fuentes de soda, cada dos horas (¿hay desconfianza de robo de refresco?).
Hay miles y miles de agentes de la dictadura andando por las calles y viendo quien habla mal del gobierno, para delatarlo inmediatamente, avisando a la policía política para arrestarlo, procesarlo y condenarlo, enviándolo a la cárcel por varios años. Todos estos Trabajadores (así como miles más) son pagados por el Estado a 12 dólares (hasta 20 dólares los que son supervisores) por mes. De esta forma, los comunistas de Cuba dicen que han resuelto el problema de la cesantía. Pero no dicen que así el país se va al “hoyo” por causa (entre otras) de esta, su solución mágica e irracional y todos los Trabajadores terminan pagando la cuenta, y el país se queda miserable.
Ya en las sociedades en que se practica la Democracia, se incentiva la creación de empresas que producen dos beneficios simultáneos a la sociedad. Uno es que colectan impuestos al Gobierno, que puede hacer muchas cosas para esa misma sociedad con ese dinero. La otra, es que abren ofertas de Trabajo para los Trabajadores. Sin embargo, la oferta de empleos es – muchas veces – menor que la necesidad de los Trabajadores en emplearse. Esto es un grave problema, que requiere una solución rápida y eficaz. Ya lo decía el dictador Pinochet, que su mayor problema no eran los marxistas, sino que la falta de empleo, y por eso pidió emprestada la solución de los comunistas: puso miles de chilenos en el programa de “empleo mínimo”: limpiar calles. Con el tiempo, fue desactivado y un fracaso total, porque el costo se los entregó a las municipalidades, que lo abandonaron.
Solo los Trabajadores que hemos sufrido la injusticia social de quedarnos sin empleo, CESANTES y con las puertas cerrándose en todo lado, sabemos la tragedia que esto desencadena, principalmente en nuestra familia, que siente necesidad de volver a comer como antes. Falta dinero, falta comida en la mesa. El hambre aparece en el día a día de nuestras vidas. De nada adelanta tener 4 diplomas universitarios y hablar 3 lenguas – como dicen por ahí los “sabios” estudiosos de las sociedades – que eso basta. Eso es una INVERDAD. Ellos están equivocados y nadie se engañe con eso. A veces un trabajador brazal es contratado mucho antes que un Trabajador intelectual. Es más seguro ser brazal que intelectual, en algunos casos.
Trabajé como un animal 40 años de mi vida. Fui un funcionario obediente, respetuoso y fiel a la empresa que me contrataba. Llegaba al servicio antes de la hora. Marcaba mi tarjeta junto con los demás Trabajadores y salía después de la hora sin exigir hora extra, apenas para terminar mis responsabilidades diarias. Me sentía satisfecho. Cuando pensaba que el sueldo era poco, entonces buscaba otro empleo mejor remunerado. Jamás incentivé o participé de una huelga por más salario. Fui recompensado y reconocido por mis servicios, recibí aumentos anuales de 2,5 a 5% por sobre mi salario normal. Sería igualmente buen funcionario en un país comunista, en una dictadura fascista o en una Democracia. Fui reconocido como un ingeniero ejemplar. Al final, con mi dinero de desahucio, convencí a mi esposa para que comprásemos una pequeña empresa y no una casa. Así lo hice. Hoy, la empresa la administra ella y ha comprado un lindo departamento a su gusto, con los lucros de la empresa. Nuestra jubilación de 500 dólares más los 1500 dólares que nos da mensualmente la empresa, nos permite vivir una vejez feliz sin problemas financieros.
Recordando los tiempos infelices y angustiantes que pasamos cuando jóvenes con la CESANTÍA, nos hemos comprometido nunca despedir un funcionario de los 15 (cuando compramos eran 3) de nuestra empresa, aunque tengamos problemas de caja. Para eso usamos nuestros ahorros particulares hasta volver a la normalidad. Cuando un funcionario afirma que es feliz de trabajar en nuestra empresa, me siento totalmente recompensado y puedo morir feliz con la sensación de “deber cumplido”.
Volviendo a la cesantía y la Democracia, diremos que la mayoría ha instaurado en las últimas décadas el “seguro cesantía”. Este seguro viene a resolver – en parte – el problema del Trabajador y su familia. Le permite, por lo menos, llevar comida para la mesa, mientras dure su cesantía. Así su familia no pasa hambre. A pesar de ser una solución, es apenas paliativa, porque muchas veces es un valor muy bajo y solo temporal, por algunos meses, hasta que el Trabajador encuentre una otra colocación.
La cesantía es un enorme problema para los Trabajdores y también para las sociedades. En países democráticos ricos o en aquellos que se preparan adecuadamente para tener un seguro compensador de la falta de trabajo, el problema es mínimo, pero en otros es un gran problema.
Es necesario que en Chile le dediquemos la máxima atención y busquemos la mejor solución para resolver este problema o empequeñecerlo lo máximo posible. ¿Será que la nueva Constitución puede hacer o decir algo?
¡¡¡VIVA CHILE – MUERA LA CESANTIA!!!
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