SANTO DEMASIADO BUENO: DESCONFIE!
Cuando Lula fue elegido Presidente del Brasil fue algo muy agradable, pues a todos nos gustaba. Prometía gobernar el país aliado a un partido de derecha con un Vice-Presidente de derecha también. Era una experiencia nueva e interesante. Prometía paz con justicia social (era música para los oídos de nosotros). Un Socialista Democrático (por lo menos el decía que era eso) con un derechista. ¡¡Interesante!! Los social demócratas, si bien no lo apoyaron en el principio, lo hicieron después cuando se declaró Socialista Democrático, y mucho lo ayudaron a gobernar con tranquilidad. Cuando recibió el país, Lula encontró los cofres del gobierno llenos de dinero en que lo habían dejado los social demócratas de Fernando Henrique Cardoso. El país estaba pacificado y los pobres tenían “la beca familia” que consistía en dinero vivo dado a las familias pobres que enviaban sus hijos a la escuela. Con eso se mataban dos pájaros con un tiro. Se ayudaba a los pobres y se aumentaba la escolaridad de los niños. El Lula llamó a los comunistas al gobierno, dejó de llamarse Socialista Democrático y nos dejó un poco preocupados, pero después más tranquilos, cuando les dio Ministerios sin influencia política grande, tal como el Ministerio de los Deportes. El país estaba tan bien y tranquilo que preocuparse con comunistas era pura tontera (nadie imaginaria que después se declaró “pro-marxista”, ya no era un Socialista Democrático). Había tanta plata en los cofres del gobierno que Lula se dio el lujo de emprestar dinero a los bancos Internacionales como el BID, el Banco Mundial, y decenas de países más. También dio dinero a los más pobres. Mucho dinero. Los que lo criticaban, lo hacían suavemente, diciendo que “debía enseñar a pescar y no solo dar pescado”. Debía crear empresas, crear Trabajo. El Lula vivía en un “mar de rosas” y no quería ni oír. Quería gastar, pero no quería “generar” riquezas. Brizola, el líder del PDT (un Partido Socialista Democrático no marxista) nos alertó que se estaban produciendo (creando) “pérdidas internacionales”. En esa época, no entendimos qué era eso, no nos importamos y él también no lo explicó claramente (hoy sabemos qué desgracia era esa). En esa época Brizola manifestó su deseo de se candidatear a la Presidencia del Brasil y a Lula no le gustó, dijo que Brizola era “capaz de pisar en el cuello de su madre para alcanzar sus objetivos”. Frase ofensiva y estúpida que Brizola jamás perdonó a Lula. El gobierno de Lula era maravilloso, había plata a los montones, para todos, era maravilloso. Lula al fin de su mandato escogió a Dilma Roussef para ser su sucesora. La cosa estaba tan buena que si hubiera escogido al “Pato Donald”, también lo habría elegido su sucesor. Dilma fue elegida, pero su vice ya no era un derechista total, era un “ni chicha ni limonada” (Temer, un Social Demócrata de Centro). Cuando Dilma subió a la Presidencia, ya no encontró tanto dinero en los cofres. Casi todo se lo había gastado Lula y no había repuesto nada. Como ella era “la elegida” por Lula, se quedó callada, para no ser mal agradecida, a pesar que la situación se presentaba mal económicamente. Con los cofres casi vacíos y la no creación de puestos de Trabajo, al gobierno de Dilma le fue de mal para peor. La cesantía que Lula dejó en 3 millones de brasileños, Dilma aumentó para 10 millones. Después que el Parlamento sacó legalmente a la Dilma, subió Temer, que aumentó la cesantía para 13 millones. El país se tornó caótico en las finanzas (ahora con la pandemia, son 20 millones de cesantes). La cosa empeoró de tal forma que se tornó peor que muchos países africanos. No había dinero para nada. La Dilma fue sacada (impeachment parlamentar), porque sacó dinero de un lado para colocarlo en otro (hacer un hoyo para cubrir otro), cosa que no podía hacer por la Constitución. ¿Qué eran las “perdidas internacionales”? que hablaba Brizola. Después se descubrió que era un caso de policía. Era pura robadera que comenzó enviando dinero para los comunistas de afuera, Cuba, Angola, Bolivia, Venezuela, Argentina (de los Kirchner), Nicaragua, etc. El gobierno de Lula (los amigos) se quedaban con una parte y los comunistas de afuera con la deuda (que hasta ahora no han pagado). Después (o paralelamente) vino el “asalto a la Petrobras”) le tocó a la parte de dentro del país. Fueron TRILLONES DE DOLARES (que no se han recuperado ni 30% de lo robado). A Lula le tocó un Departamento de lujo en la playa y una casa-quinta en Atibaia (un municipio de lujo en el campo). Ahora sabemos que Lula robó poco, pero DEJÓ ROBAR MUCHO. Cuando se supo todo, los brasileños se murieron de rabia y escogieron como Presidente al más archienemigo de Lula: Jair Bolsonaro (un derechista extremista militarista, medio loco, partidario de la tortura y admirador de Pinochet), como compensación. Ahora, estamos pagando el pato por tanta “imbecilidad política” y sufriendo con la pandemia encima de nuestras cabezas. Debemos hacer una nueva Constitución en Chile para protegernos de imbecilidades políticas como las del Brasil. ¿No cree Ud.? OPINE. Es su derecho.
“Toda Democracia con un caos social y político está al borde de un totalitarismo” (la Paz con Democracia y justicia social es un “cielo azul”). (Traducido de “DEMOCRACIA E TOTALITARISMO – Reflexões”. Rio de Janeiro: Ed. AGEL, Brasil, 1985, por Sergio Raul Menares Becker).