SERVICIO A LA PATRIA
Tomando una idea que remonta a Alemania, de la República de Weimar en 1922 (o sea de un siglo atrás), y que fracasó por razones que hoy podrían ser evitadas, hoy podríamos pensar aplicar en Chile, y que podrían mejorar la situación de todo el país si resultar a nosotros.
Como Alemania no podía tener FFAA superiores a 100 mil hombres, por prohibición explícita de las potencias vencedoras de la Primera Guerra Mundial; sobraban muchos jóvenes que deseaban servir a la patria en las FFAA y que eran rechazados por exceso de contingentes (el nazismo aprovechó todos ellos).
En el año 1922, se puso en práctica en algunos estados alemanes el servicio social, también llamado servicio a la patria. Duró poco más de 2 años y fue eliminado. Muchos jóvenes lo veían más como un castigo que como un premio o una honra. Pero, después, adentro, cambiaban de opinión. Unos de los factores fue la falta de entrenamiento de los supervisores y monitores; muchos de ellos (la mayoría) desechados por las FFAA a pesar de haber luchado en el frente en la primera guerra.
Consistía en abrir una vasta frente de jóvenes rechazados por las FFAA y ocuparlos en un agrupamiento nacional de jóvenes haciendo un servicio social, tal cual sería el equivalente al servicio militar, pero sin armas. Este agrupamiento también incluía mujeres. El entrenamiento consistió en una variedad de actividades que les serían muy útiles en su vida posterior y que también servirían a Alemania como nación.
Las actividades eran muchas, tales como que se les enseñaba a nadar a todos en los ríos y lagos del país. A pesar que había grupos femeninos, no se mezclaban. Al final del curso, todos sabían nadar. Se decía que en Alemania no había personas que no supieran nadar. Se les enseñaba clases de Educación Cívica en que aprendían cosas como la excelencia de la Nueva Constitución de Weimar, que daba protección a todos. Se les enseñaba como sobrevivir en las florestas, como crear una choza de abrigo contra las intemperies. Se les enseñaba a cocinar lo básico para su autoalimentación, plantar alimentos, comer verduras, aprender inglés, dormir temprano y levantarse temprano, correr y hacer gimnástica, construir y pintar paredes de cemento, hacer diques y desviar el curso de ríos, hacer fogatas y cuidar de la floresta, reparar techos y escuelas del campo, construir albergues para el ganado de invierno, hacer compotas y mermeladas, costurar y remendar ropa rasgada.
Otras más: lavar ropa, hacer letrinas simples e higiénicas, tomar baño y cambiarse de ropa diariamente, aritmética y alemán usando letras modernas. Dirigir tractores y vehículos como camiones y otros. Operar máquinas desnatadoras, fundición y forja, carpintería, limpieza de predios… A los grupos sedeados en la costa, se les enseñaba a pescar y cocinar los pescados, etc.
Las mayores acusaciones y causa en contra de este servicio social eran que muchos grandes propietarios usaban estos grupos para provecho personal de sus propiedades. El Parlamento de Weimar y el Gobierno lo sacrificaron. Muchos de los sobrevivientes que participaran de estas jornadas dicen que el espíritu colaborativo y colectivo se fortalecía al máximo. Esto hacia olvidarse de la grave crisis de que padecía el país.
Los nazistas hicieron resurgir estos grupos, años más tarde, pero con un sentimiento más militarizado y objetivos políticos y de guerra. La Hitlerjungenvolk los uso hasta 1945, o sea, el último año de la guerra.
Los niños alemanes decían que eso los hacia amar a su patria y hacer cualquier sacrificio por ella. Ser más correctos y buenos alemanes. Como falta tanto amor de la juventud chilena por Chile, es bueno pensar en una cosa así (no militar) para la juventud chilena que no hace el servicio militar. Por lo menos que hagan el “Servicio Social Obligatorio”. Quien sabe gasten su energía en algo útil al país en lugar de vandalizar y destruir todo y, así, se aproveche la juventud chilena.
Cuba lo hace así, pero con un intuito proselitista comunista. En Rusia se llamaban “lobitos” y también eran grupos proselitistas. En Chile serían apolíticos, exclusivamente por amor a Chile.
Sergio Raul Menares Becker