YARUR e HIRMAS
Estos eran los nombres de dos grandes empresas chilenas productoras de tejidos. Producían todo tipo de tejidos, desde los más populares y baratos hasta los más caros y sofisticados. Estaban localizadas en Santiago, abastecían todo Chile y exportaban para el resto del mundo; eran el orgullo de todos los chilenos. Bueno, de todos los chilenos es una manera de decir una gran mayoría, porque había algunos que decían que se trataba de la expresión más genuina de la explotación capitalista de los obreros. Sin embargo, SIEMPRE estas empresas pagaban sueldos absolutamente legales y nunca menos, o con diferencia entre hombres y mujeres. Nunca, ninguna acusación pudo demostrar algo que fuera practicado fuera de la ley por estas empresas con la sociedad, el gobierno o sus Trabajadores. Muy por el contrario, la media salarial era por sobre la media nacional.
Cuando vino la UP con el gobierno de Allende, los agitadores comunistas le pusieron en la cabeza a los Trabajadores de estas empresas que había que tomárselas para garantizar tanto el abastecimiento al pueblo como a sus Trabajadores. No había ningún conflicto mayor que colocara en riesgo alguno de los temores infundados descritos o previstos por los comunistas, además de los inventados de siempre. Así lo hicieron. Se tomaron a la fuerza las empresas y redujeron sus actividades, todo con el beneplácito de Allende y los bolcheviques del gobierno.
Los Trabajadores insuflados por los comunistas de la UP se tomaron también los “lanificios” proveedores de la materia prima para las fábricas, con la disculpa que había que garantizar el suministro de la materia prima. Estos lanificios también proveían de lana, hilos y otras materiales para las PYMES de confección de ropas. Es decir, los Trabajadores se quedaron dueños, administrando tanto las fábricas de tejidos como las fábricas de la materia prima para ellas.
En menos de un año, las empresas pararon de producir cualquier cosa, desde materia prima hasta tejidos. Los problemas que enfrentaron los Trabajadores administrando las empresas fueron enormes, y ninguno de ellos fue capaz de solucionar. Trajeron hasta materia prima desde Argentina (algo nunca visto) para funcionar por algún tiempo, pero, como no pagaron, el abastecimiento fue suspendido.
La justicia mandó reintegrar la propiedad de las empresas a sus dueños, pero Allende hizo caso omiso de eso. La policía (Carabineros de Chile) dependía de Allende y no pudo hacer nada. Estaba prohibida de actuar (como lo está ahora y por eso lo debemos cambiar en el futuro).
Mi madre tenía una pequeña fábrica de “chombas de lana” y dos trabajadoras con ella. Todos los días iba a las 3 de la mañana (con un frio desgraciado) a hacer la cola de las compradoras de lana a los lanificios y, a veces, volvía con las manos vacías porque no había lana para todas. Yo era de la UP (PADENA) y eso me indignaba, pues me parecía que algo olía mal, algo andaba mal. Daba la impresión que algunos cretinos dentro del gobierno atornillaban al revés. Mal sabia en esa época que TODO andaba mal con Allende.
Final de la historia: las empresas quebraron en menos de un año después de la toma por los Trabajadores. Los comunistas del gobierno colocaron plata para pagar los sueldos de los trabajadores, que descubrieron como era delicioso recibir sin Trabajar.
Se quedaron cesantes y sus hijos ni siquiera pueden soñar en trabajar allí, porque las empresas NO existen más. Cómo sería bueno que existieran para reducir la cesantía…
Sergio Raul Menares Becker